Daniela Bliss

Álvaro Mata Guillé

Qué empieza, qué termina (What begins, what ends) Álvaro Mata Guillé, translated by Daniela Bliss

Qué empieza,
qué termina
,

transitamos de una noche a otra,
a otro atardecer,
a otra niebla,
sabiendo que cada instante al tocarnos es el último
,

que no somos eternos
que el tiempo no es nuestro
sólo su indiferencia
,

que emergemos de la oquedad,
del silencio
de lo ausente
.

Se dice
que un ciclo termina y empieza otro,
un algo que se cierra,
un algo distinto que aparece. Pero,
si hay una nueva etapa, lo cual supongamos sea cierto
y ésta se avecina como un resplandor en la penumbra,
¿qué sería lo distinto de ese otro desprendido del entorno?
¿qué hace que la lluvia deje de ser lluvia o el viento no sea ya viento y palpen las cosas de otra forma?
¿qué habría que atisbar que provoque otro grito,
otro rostro,
otra niebla?

La orfandad que padecemos al descubrirnos en tránsito hacia la muerte,
evidencian la necesidad del otro:

complemento, ajenidad,
lejanía, búsqueda,
encuentro y desencuentro apegado al deseo,
a la epidermis,
a la extrañeza,
reencontrándonos con lo ausente,
mirando la bruma en el exilio,
en el desierto
,

en el horizonte diluido en el sol sumergiéndose en el monte,
atraídos por la sombra
,

allá,
en el lugar del inicio donde reposa el pájaro escondido en la nube,
detrás del árbol,
detrás del eco sumido en el valle
,

desde ahí,
escondidos en el umbrío,
reflejándonos en la exaltación de la bóveda de piedra,
en el anhelo de absoluto,
en el no-saber con su sed de pregunta que da sentido a la permanencia,
al significado de lo que somos:

soledad que se persigue en los adentros del lenguaje,
tránsito de una noche a otra que retorna a un sueño que no despierta,
como las hojas al desplazarse en el destello de la sombra,
se evaporan
.

Se dice
que un ciclo termina,
un algo que se cierra,
un algo distinto que aparece,
pero los vocablos se diluyen en lo ausente
y no hay otro lugar
más que la penumbra

.

(Capítulo 1, del libro Sobre los fragmentos)

What begins,
what ends
,

we transit from one night to the other,
to another nightfall,
another fog,
knowing that each instant touching us is the last

that we aren’t eternal
that time isn’t ours
only its indifference

that we emerge from hollowness,
from silence
from the absent

It is said
that one cycle ends and another begins,
a something that closes,
a something different that appears. But,
if there is a new phase, which we suppose is true
and it approaches as a radiance in the half-light,
what would the difference be from that other detachment of the environment?
what makes rain stop being rain or wind from it no longer being wind and that their caress is now different?
what should be glimpsed upon so that it provokes another yell,
another countenance
another fog?

The orphanage we endure as we discover ourselves in transit towards death,
is evidence of the other’s need:

companion, disaffection,
distance, pursuit,
encounter and loss of encounter adhered to desire,
to the epidermis,
the strangeness,
we re-encountering with the absent,
looking at the gloom in exile,
in the dessert

in the sun-diluted horizon submerging in the hill,
attracted by the shadow

there
in the place off the beginning where the bird lies hidden in the cloud,
behind the tree,
behind the sunken eco in the valley

from there,
hidden in the umbrage,
reflecting in the exaltation o the stone vault,
in the absolute longing,
in the not-knowing with its thirst of questioning that gives meaning to the permanence,
to the meaning that we are:

solitude that chases in the insides of language,
a transit from one night to the other that returns into a dream that doesn’t awaken,
like the leaves as they glide in the beam of the shadow,
they evaporate
.

It is said
a cycle ends
a something that closes,
a distinct something that appears,
but the terms dilute in the absent
and no other place
but the half-light

(From the book Sobre los fragmentos.)

Mexican writer, playwright, cultural facilitator, essayist.